Desde que era pequeño siempre me gustó el verano, época de descanso de libros, bueno, en mi caso, época de estudiar y recuperar el curso perdido.
Recuerdo el olor a tierra mojada de las tormentas de verano, también recuerdo que en las eras, donde ahora se encuentra el frontón, trillaban los cereales, es una imagen que tengo en mi memoria, dos vacas tirando de un trillo, andando encima del cereal. En esta época del año era cuando estábamos todos juntos, a mi hermana la mayor le daban la vacaciones en el internado y volvía a casa, esto no sé si era bueno o malo, porque mi hermana venía cargadita de malas intenciones y juegos perversos que nos costaban algún que otro berrinche.
Desde hace más de 15 años esto cambió, el verano se convirtió en terraza y descanso de correr, se acabó el juego para dar paso al trabajo, y esto en ésta época del año con este calor ya no tiene tanta gracia. Pero crecí y mi trabajo me permitía entrenar en verano y no tener que descansar, yo pensaba que esto era positivo para mí, pero después de cuatro años sin descansar en verano y romper en septiembre, me he dado cuenta que el verano es para disfrutar, descansar, cargar pilas y hacer cosas que durante el año no haces para no estropear el entrenamiento. De momento llevo cuatro días parado y no ha pasado nada, dentro de una semana empezaré a nadar y montar en bici, también estoy aprendiendo a patinar y esto me tiene muy entretenido. Espero que en agosto tenga las pilas cargadas, voy a planificar el año que es otra cuestión que tengo un poco olvidada.
Feliz verano.