Poco a poco voy corriendo, poco a poco voy teniendo mejor el pie, voy tan poco a poco que empiezo a estar un poco cansado.
El fin de semana cumplí mis objetivos, logre correr 40’ seguidos, sin hacer esfuerzos, sólo rodar, pero bueno, me conformé. La semana empezaba con algo de ilusión y con planes de algún cambio, algo de técnica e incluso algún largo, pero el pie no me ha permitido más que rodar y rodar. El lunes descansé, paré tarde y en un sitio sin luz, el martes hice 50’, los hice por la mañana, conseguí correr a 4’15’’ el km, lo malo de este ritmo fue que me obligo a impulsar más y me dejo algo resentido el pie. El miércoles descansé, no he querido forzar, tenía el pie algo tocado y preferí darle descanso. Jueves, noté el descanso del día anterior, me levante sin molestias aparentes, paré a dormir en el puerto de Palos de la Frontera (Huelva), esta zona tiene mucha contaminación, pero también tiene una carretera con un camino de tierra al lado que te lleva hasta Matalascañas, bueno pues salí e hice 50’ a ritmo alegre pero sin impulsar demasiado, no me molestó casi nada. Por la mañana, me levanté pronto para cargar, pero no tenían producto y tenía que esperar hasta las 11:30, como me daba tiempo, salí a correr, hice otros 50’, estos con molestia, claro sólo descanse 12 horas y el pie acumuloó carga.
Esta historia no tiene mucho sentido, es más, es un poco ladrillo, pero es que no tengo nada más interesante que contar y me apetecía escribir.