Ha pasado un año, bueno un año y un par de meses, mi vida en este tiempo ha cambiado mucho. Para empezar, he sido padre y continuando, he añadido nuevas palabras a mi pequeño diccionario; una de esas palabras es: bursitis.
Llevaba un tiempo con molestias en la cadera izquierda, recuerdo que un sábado de rodaje al coger una esquina en una calle sin asfaltar resbalé y caí en seco contra el suelo dando con esta cadera, no le dí importancia era una caída y punto, lo que no sabía era lo que me esperaba. A los dos meses, empecé a notar pequeños calambres en el cuadriceps, coincidió con el descanso que hago en verano, pensé que cuando empezara otra vez los calambres habrían desaparecido, a las dos semanas de empezar a entrenar volvieron los calambres, continué entrenando con molestias hasta no poder más, paré dos semanas pensado que tenía una contractura, cuando empecé de nuevo la molestia seguía ahí y molestaba un poco más y mas difusa sin tener un punto de dolor. Con este dolor he tirado hasta la media maratón de Ciudad Rodrigo, donde una semana antes no podía ni andar y después de esta tampoco. Fue en este momento cuando comencé a mirarme y fue en una radiografía en la que me alertaron de lo que tenía en la cadera, me aparecía una pequeña calcificación que no se atrevían a diagnosticar sin más pruebas, me hicieron una ecografía y fue en ésta en la que me soltaron la palabrita (Bursitis), inflamación de las bolsas que separan la cadera del fémur. La noticia, cuatro meses de reposo deportivo, nada de nada, como mucho paseos cortos.
Ahora llevo desde mediados de septiembre, medio entrenando, con el bebé en casa y con la falta de forma no encuentro motivación. Llevo cuatro años intentando entrenar y me resulta muy difícil, creo que he nacido para jugar a las cartas.
