lunes, 11 de mayo de 2009
1/2 Maraton de Béjar.
sábado, 9 de mayo de 2009
Hace dos años.
Hace dos años, si, dos años han pasado desde que empezaron aquellos dolores terribles. Todo el calvario que pasé empezó con un ligero agotamiento, pero nada fuera de lo normal, cuando salía a correr me sentía débil, sin fuerza, no le daba importancia ya que hay veces que te encuentras más cansado y en aquella época acababa de cambiar de trabajo y a eso le achaqué aquella debilidad, decía que por el estrés, me agarraba a eso, la cosa cambió cuando aquél agotamiento que no mermaba sino que aumentaba con el paso de los días se le añadió la pérdida de peso (comía como una lima), también se sumó lo más grave y lo que levanto mi sospecha de que algo malo tenía, un dolor agudo en el omóplato derecho, no me permitía casi ni andar, claro correr menos y eso si que no.
En este momento, es cuando decidí ir al médico, la primera vez me dicen que son gases, esto me lo dijeron en Ciudad Rodrigo (urgencias), la segunda que me lo provoco yo y me recetan Diacepam, esto fue en urgencias de Zaragoza, la tercera que tenía neumonía atípica contagiada por un pájaro asiático y me pusieron un tratamiento que casi me mata (no podía comer, vomitaba, me mareaba...), en esta ocasión me hicieron todo tipo de pruebas (sida, cáncer, tuberculosis,...) y todo estaba correcto, pero yo estaba cada día más jodido, más delgado, sin apenas fuerzas, habían pasado dos meses desde que hubiera empezado a encontrarme mal y estaba muy tocado, en una de estas pruebas, después de sacarme sangre, me senté en la sala de espera y empecé a encontrarme mal me levante para que me diera el aire y lo próximo que recuerdo es estar en una camilla llorando y con un porrazo en la cara, por lo visto había perdido el conocimiento, bueno pues al cuarto día del tratamiento de neumonía Espe que ya estaba harta de que cada día que pasaba me encontrara peor, fue al médico de cabecera y le conto todo, este médico le dijo "coger ahora mismo el coche e iros a Salamanca y no os volvais hasta que no le digan lo que tiene", así lo hicimos y aquel día me dejaron ingresado, diez días, también de calvario.
El día que ingresé me vino a ver una médico para ver cómo me encontraba y para darme la buena noticia de que a la mañana siguiente me iban a sacar líquido de los pulmones, ja ja, sí, me reía pero por no llorar, no te ponen anestesia y eso dicen que duele un huevo, la médico me dijo que podía ser que tuviera tuberculosis, pero que no lo tenían claro porque la cantidad de pruebas que me habían realizado estaban todas bien. Pasó la noche, ah eso!, que se me olvidaba, también tenía sudoración nocturna y fiebres mantenidas de 39º, bueno, pasó la noche y llegó la mañana maldita, aparecen los tres del apocalipsis, dos médicos de prácticas y un médico, bien, me lo explican y al lío, me pincha por la espalda entre las costillas intenta sacar líquido y no sale nada el médico le dice que se ha confundido de trayectoria y que la tiene que modificar, a la muy perra no se le ocurre otra cosa que mover la aguja sin sacarla, qué dolor, la saca y vuelve a meter la aguja y en ésta ya saca líquido, que alivio, me dicen que en tres días estarán los resultados. Pasaron los tres días y aparece el médico y me comenta que se han perdido los resultados y que mañana volverán a sacar líquido, al día siguiente me sacan el líquido, pasan tres días y me dan los resultados, por fin!, DERRAME PLEURAL TUBERCULOSO, tratamiento de seis pastillas al día durante seis meses y curado "me ha quedado una cicatriz en el pulmón derecho que me trae por la calle de la amargura".
Quiero agradecer a las enfermeras del hospital que me trataron como a un príncipe, que es muy chungo estar ingresado y con trabajadores así es menos duro, sobre todo quiero agradecer la compañía de Espe, que estuvo los diez días y las nueve noches sin despegarse de mi lado sufriendo conmigo y haciendo todo menos complicado, también a los que se acercaron a verme y me acompañaron.
Otro día hablaré de mis compañeros de habitación, estoy cansado de escribir.