lunes, 8 de diciembre de 2008

Mariano Haro, que grande.





Mariano Haro, 'El león de Becerril', (Becerril de Campos, Palencia, 27 mayo 1940) es una leyenda viva del atletismo español. Once veces ganador del Campeonato de España de Cross y olímpico en México, Múnich y Montreal, el palentino fue homenajeado en la charla coloquio que organiza el club atletismo de Villasana de Mena.
Haro ha sido deportista, empresario y político (alcalde de Becerril de Campos durante 24 años). Ahora, con 68 años y una salud de hierro, se considera un jubilado más. Ya no corre. «Estoy cascado», dice, pero camina hasta 30 kilómetros diarios. «Me dedico a cazar y pescar, a coger caracoles y buscar setas. A disfrutar de la naturaleza de Palencia».
El relax no le ha restado bravura. Por eso se enciende cuando se le menta al ganador de aquella final: Lasse Viren. «El finlandés me venció dopado. A mí ya me extrañó que un hombre al que le ganaba siempre que corría en su tierra, donde no bajaba de los 15', se fuera a 13'16'' en las competiciones oficiales. Salí dispuesto a llevarme una medalla. Tiré tan fuerte que me dolían los músculos. Fui cuarto con la quinta mejor marca de todos los tiempos».
Y el oro fue para Viren, que superó al sprint al belga Puttemans, al etíope Yifter y al español, que a pesar de romper la carrera, acusó su falta de velocidad en los metros finales. Años después (2005), Haikkola, entrenador del finlandés, confesó que le habían cambiado la sangre para la final. «Lasse corrió en Múnich y Montreal con un hematocrito (tasa de glóbulos rojos) próximo al 80%».
-¿Qué le supuso saber que le había ganado un atleta dopado, uno que no jugaba limpio?
-Pena y rabia. Una de las medallas tenía que haber sido para un hombre honrado, como yo. Viren se llevó el oro, la gloria y el dinero. Y eso no se puede consentir. No se puede aguantar que el listo de turno machaque al competidor que se sacrifica, que entrena tres veces al día y no puede pasar del tercer o cuarto puesto».
-¿Y qué se puede hacer ante una lacra tan arraigada?
-En este aspecto soy tajante. Si se demuestra que el atleta es culpable, fuera. Nada de dos o tres años de suspensión. A perpetuidad. Que no vuelva correr y que se dedique a otra cosa. Si lo ha hecho una vez, seguro que tres años de castigo no le hacen olvidar las artimañas. Y si el culpable es el entrenador, que se dedique a entrenar ovejas el resto de su vida. Y si es el médico, pues lo mismo. Lejos de las pistas.
-¿Es partidario de que los dopados devuelvan las medallas?
-Te quitan la gloria y el dinero. Una medalla de despacho no vale nada. Que se lo pregunten a Pereiro. Landis le ganó el Tour dopado, como luego se demostró. Pero subió al podio y se llevó el maillot y las fotos. ¡Para qué quiero una medalla a escondidas! El deportista la quiere en el momento. Mira a Ben Johnson el daño que ha hecho. Está bien como está, sancionado a perpetuidad.
-O sea que usted de dopaje nada...
-Éramos unos principiantes. Me acuerdo que una vez en San Sebastián, con Pipe Areta y Sola, tomamos unas farmacolas. Eran una pastillas efervescentes que hacían el mismo efecto que la Fanta. Les comenté «mira que si damos positivos». Nosotros de dopaje nada de nada. A puro pulmón.
Mariano Haro está orgulloso, se le nota al contarlo, de su amplia y exitosa carrera deportiva. «Gané mi primera carrera en 1959 con 19 años. En 1961 debuté en el cross de Nantes y comencé a correr en pista. En 1962 salté de junior a senior e hice el doblete en 5.000 y 10.000 metros en el campeonato de España de cross que se disputó en Galicia. Esa marca no la ha batido nadie. Desde entonces y hasta mi retirada en 1981, estuve más de veinte años en candelero y logré 27 títulos de campeón de España. Ahora los atletas no aguantan tanto tiempo en activo».
-Su especialidad era el cross. ¿Durante cuanto tiempo conservará el récord que ahora ostenta con once oros, siete de ellos de manera consecutiva?
-Juan Carlos de la Ossa lleva ganados cinco títulos seguidos y puede ser mi sucesor, pero aún le queda trecho. No me disgustaría que lo consiguiera.
36 años después de aquel cuarto puesto en Múnich, Mariano Haro rememora los cambios, a mejor, que ha experimentado el atletismo. «Con el Educación y Descanso de Palencia, que era como la selección nacional, corríamos por los premios. Eran tiempos duros y no había dinero. Ahora nadie se mata por una lavadora o por una nevera, como recuerdo que me dieron tras ganar en San Sebastián. Teníamos que vender los regalos para ir viviendo. Luego todo cambió y mi techo estuvo en las 60.000 pesetas (un obrero ganaba 20.000) que me pagaron en 1970, en Elgoibar y Amorebieta.
El dinero del atletismo
-¿Está bien pagado el atletismo?
-Estupendamente. Al que vale, que le paguen como es debido. Hay corredores que han visto disparadas sus ganancias. Yo he sido testigo de como Sabugueiro, el organizador de la San Silvestre de Vallecas, le ofrecía tres millones y medio a José Luis González y éste los rechazaba. No corrió porque seguro que tenía otras ofertas. Ya lo conté en su día y González se enfadó conmigo por hacerlo.
-¿Qué hacía con los premios?
-Con las 60.000 pesetas que me pagaron en Elgoibar me monté en mi MG rojo y me fui a Andorra. Allí cambié las ruedas, me acuerdo que puse unas Dunlop de aluminio; instalé unos faros de rally y cargué el maletero de gasolina. Tuve que volver por Francia, porque en La Seu me hubieran desguazado el coche.
-¿Cuanto hubiera valido Mariano Haro en 2008?
-Por lo menos 2.000 millones de las extintas pesetas.


Fuente: el correo digital.com

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